Al buen seguidor de fútbol le sorprenderá por qué en un equipo plagado de estrellas como el Barça participan jugadores de calidad muy inferior como Marc Bartra durante esta temporada, o Montoya (que la prensa deportiva catalana se cansó de tildar como el recambio de Dani Alves).
Si bien la prioridad del F. C. Barcelona es ganar todos los títulos posibles, el club tiene muy en cuenta que pertenece a los socios, la gran mayoría catalanes. De entre éstos, por tradición e idiosincrasia muchos simpatizan con ideas catalanistas. Además, la cantera de juveniles del Barça cuenta con una reconocida trayectoria.
No es de extrañar, pues, que en el equipo jueguen futbolistas catalanes. Ahora bien, ¿hasta qué punto lo hacen por su calidad o para contentar al socio catalanista?
Da que pensar que jugadores que no dan la talla en el primer equipo vistan una y otra vez la zamarra azulgrana y terminen desquiciando al aficionado. ¿Por qué esa fijación?
Lanzo la hipótesis de que en el club catalán hay un cupo de jugadores de la tierra que tienen que jugar por su partida de nacimiento.
Contra esta acusación velada -hasta cierto punto los socios del club pueden establecer las reglas que les satisfagan-, habrá quien piense: ¿y por qué no dar una oportunidad a los canteranos?
Sin embargo, llama la atención que al final de cada temporada salgan del club por la puerta de atrás muchísimos jugadores jóvenes que prometían mucho, no ya por su potencial sino por su participación en el Barça B. Hace poco el club se desprendía de Adama. ¿Cuántas oportunidades ha disfrutado el jugador en el primer equipo? Casualidad o no, el chico no es catalán.
Sin embargo, todos recordamos las innumerables ocasiones que el Barça confío en Bojan, catalán de pura cepa, y que durante muchos años sacó de quicio a la hinchada porque los goles no llegaban.
En la ida de la Supercopa de España no pocos aficionados alucinaron (para mal) con el juego de su equipo con una defensa comandada por Marc Bertra y un centro del campo dirigido por Sergi Roberto. Ni uno ni otro tienen calidad suficiente para aspirar a ser titulares en un club que lo quiere ganar todo, y mucho menos para tener un papel protagonista en el equipo. Sin embargo, cada año están ahí. Y, por desgracia, nunca despuntan.
Sí, hay un caso, Thiago Alcántara, que al finalizar su mejor temporada con el primer equipo fue transferido al Bayern de Munich. ¿Acaso no era un jugador formado en la casa? Quizá muchos socios no lo veían netamente catalán.
Ni afirmo ni desmiento, pero sería muy triste que los criterios para seleccionar a unos jugadores de la cantera o a otros fuera exclusivamente la partida de nacimiento. Otro asunto distinto sería que, como el Athletic de Bilbao, los socios decidieran que sólo jugaran chavales de Catalunya, pero no es el caso.
Si bien la prioridad del F. C. Barcelona es ganar todos los títulos posibles, el club tiene muy en cuenta que pertenece a los socios, la gran mayoría catalanes. De entre éstos, por tradición e idiosincrasia muchos simpatizan con ideas catalanistas. Además, la cantera de juveniles del Barça cuenta con una reconocida trayectoria.
No es de extrañar, pues, que en el equipo jueguen futbolistas catalanes. Ahora bien, ¿hasta qué punto lo hacen por su calidad o para contentar al socio catalanista?
Da que pensar que jugadores que no dan la talla en el primer equipo vistan una y otra vez la zamarra azulgrana y terminen desquiciando al aficionado. ¿Por qué esa fijación?
Lanzo la hipótesis de que en el club catalán hay un cupo de jugadores de la tierra que tienen que jugar por su partida de nacimiento.
Contra esta acusación velada -hasta cierto punto los socios del club pueden establecer las reglas que les satisfagan-, habrá quien piense: ¿y por qué no dar una oportunidad a los canteranos?
Sin embargo, llama la atención que al final de cada temporada salgan del club por la puerta de atrás muchísimos jugadores jóvenes que prometían mucho, no ya por su potencial sino por su participación en el Barça B. Hace poco el club se desprendía de Adama. ¿Cuántas oportunidades ha disfrutado el jugador en el primer equipo? Casualidad o no, el chico no es catalán.
Sin embargo, todos recordamos las innumerables ocasiones que el Barça confío en Bojan, catalán de pura cepa, y que durante muchos años sacó de quicio a la hinchada porque los goles no llegaban.
En la ida de la Supercopa de España no pocos aficionados alucinaron (para mal) con el juego de su equipo con una defensa comandada por Marc Bertra y un centro del campo dirigido por Sergi Roberto. Ni uno ni otro tienen calidad suficiente para aspirar a ser titulares en un club que lo quiere ganar todo, y mucho menos para tener un papel protagonista en el equipo. Sin embargo, cada año están ahí. Y, por desgracia, nunca despuntan.
Sí, hay un caso, Thiago Alcántara, que al finalizar su mejor temporada con el primer equipo fue transferido al Bayern de Munich. ¿Acaso no era un jugador formado en la casa? Quizá muchos socios no lo veían netamente catalán.
Ni afirmo ni desmiento, pero sería muy triste que los criterios para seleccionar a unos jugadores de la cantera o a otros fuera exclusivamente la partida de nacimiento. Otro asunto distinto sería que, como el Athletic de Bilbao, los socios decidieran que sólo jugaran chavales de Catalunya, pero no es el caso.
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