Ir al contenido principal

Vergüenza futura

El efecto Operación Triunfo sobre un PPero en un país de risa.
Miramos a los griegos clásicos con condescendencia. Localizamos el Monte Olimpo en cualquier mapa digital y nos parece mentira que creyeran que allí vivían Zeus y sus lacayos.

Pasamos las páginas de la Edad Media con desdén, sobre todo cuando tratan de ciencia, medicina, etc. Qué idioteces llegaban a hacer para nada. ¿Alguien sobrevivía a las sangrías? Una gripe era capaz de matar a una generación entera. Estúpidos.
Qué locos estaban los anarquistas, luchando por ideales utópicos, armados con pistolas defectuosas, pasto de cementerio.

Para inútiles los que salieron a manifestarse en mayo del 68. Se podrían haber quedado en su casa. ¿Qué consiguieron?

Nada... Excepto los que iban delante: la mayoría acabó bien situada como bien sabemos gracias a historias como la de Dani el Rojo.

Me da vergüenza pensar en el juicio de la gente que nos sobrevivirá.

Pudiendo ser felices, con la capacidad para alimentar y cobijar a toda la Humanidad, ¿por qué sufrieron como perros?

Dos tercios y medio del planeta pasando hambre y la otra parte llenándose el estómago de antidepresivos para poder arrastrarse hasta el trabajo.



NOTA: Después de la época moderna se estudia la contemporánea. En unos siglos, se acotará nuestra era como postmoderna y alguien tendrá que reconocer que si los antiguos nos parecen más bien ingenuos, nosotros, teniendo más conocimientos, somos mucho más rastreros y cobardes.


Comentarios

Entradas populares de este blog

GTA V no es un juego para niños

He sido monaguillo antes que fraile. Es decir, he pasado por una redacción de una revista de videojuegos y desde hace más de cinco años me dedico a la docencia. De hecho, cuando nuestro Gobierno y la molt honorable Generalitat quieran, regresaré a los institutos y me dedicaré, primero, a educar a los alumnos y, en segundo lugar, a enseñarles inglés. Por este orden. Calculo que más de la mitad de mis alumnos de ESO (de 12 a 16 años) juegan a videojuegos con consolas de última generación, esto es, PlayStation 3 y Xbox 360 (dentro de unos meses, esta información quedará obsoleta: hay dos nuevas consolas a la vista). Deduzco, a su vez, que de este alto porcentaje de estudiantes, la mayoría, y no sólo los niños, querrá hacerse con el último título de la saga GTA: la tan esperada quinta parte.

Redescubriendo temas musicales: Jesus to a child

Las canciones que más adentro nos logran tocar son, en ocasiones, las más sencillas. La letra de Jesus to a child descolocará a los que asuman, por desconocimiento, que la belleza de la expresión escrita requiere complejidad. La sintaxis es clara, el vocabulario, sencillo, y la composición en su conjunto constituye una metáfora: el amante sufre la pérdida del ser querido, pero a pesar de la tristeza es capaz de comparar el hallazgo del amor verdadero con la limpieza de corazón con la que Jesucristo amaba a los niños, que son, por antonomasia, los seres humanos más puros que existen. Por este motivo, mucha gente interpreta la letra como una exaltación de los sentimientos nobles y, en realidad, la letra se puede explicar en clave de amistad idealizada o de amor perfecto en cuanto en tanto no deja lugar a la contaminación de otros sentimientos que no tengan que ver con la piedad y el desprendimiento.

Dos grandes pintores para una ciudad pequeña

Una obra de Alguacil que recuerda a Monet. En la calle Pizarro de La Vila Joiosa, probablemente una de las arterias principales de la ciudad (o pueblo, los que me habéis leído sabéis que los uso indistintamente en referencia a mi lugar de nacimiento) hay abierto desde tiempos inmemoriales un taller de un gran pintor: Evaristo Alguacil. Casi sin anunciarse, muchos aficionados a la pintura han insistido hasta recibir sus clases y quién más o quién menos conoce lo más representativo de su trabajo, sobre todo al óleo, principalmente esas marinas tan personales, tan vileras y universales al mismo tiempo. Sin embargo, pocos, en relación a la categoría del artista, conocen bien la obra de Alguacil. Creen que es un señor que repite cuadros sobre las casas de colores representativas de La Vila o se dedica solamente al puerto y sus barcos de pesca. Es cierto, y él lo reconoce, que son parte de su sello personal y la gente aprecia estas pinturas por dos motivos: por su calidad y, además,