Si en el post anterior señalé a Europa como principal obstáculo para la independencia de Catalunya, también debí deshinchar uno de esos globos sonda que andan enturbiando el ambiente. Por supuesto que no será fácil lograr un cambio en la sacrosanta Constitución Española, pero no es el principal escollo al que se enfrentan los independentistas. Con otro dibujo parlamentario, se puede cambiar, aunque por fases. Y la primera debe de ser el federalismo, que como si de un juego de matrioskas se tratara, también necesitará un cambio en la Constitución del 78. Todo esto está muy bien, y si me tengo que mojar, ojalá España sea un estado federal algún día. No obstante, a mí me sangran las vestiduras cuando veo a Artur Mas enarbolar la bandera independentista, cual Marianne de la Revolución Francesa. ¿Manía personal? Considero que no, que tengo motivos contrastables. Veamos:
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