Es verdad, mi conciencia no me deja escribir de otra cosa. Y sé que hay lectores que se aburren, bien porque creen que todo está dicho, porque se aferran a Internet como el que se abraza a una botella de vino, o porque consideran, con buen juicio, que ya hay firmas que sacan conclusiones más inspiradas en torno a la crisis, la corrupción, los dramas sociales y el polvorín en el que se ha convertido el planeta. Lo sé. Y, sin embargo, sigo a lo mío. Mira que hay temas preferibles a la situación política y económico-social de España y Catalunya. Es uno de los problemas de optar por vivir informado en tiempos turbulentos. Ya me gustaría hablar de mis lecturas: ahora mismo, con lo machadiano en Unamuno y lo unamuniano en Machado, y recién terminada una novela gráfica magnífica: El arte de volar.
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