Mi experiencia docente en el Raval
Esperaba a que se terminara mi sustitución en el IES Milà i Fontanals, pero parece que todavía estaré allí unos días más, y como ya he cumplido mis 9 semanas y media, haremos un homenaje a la pésima película seudo-erótica de los ochenta.
Convivir con chicos y chicas de cualquier país de Asia, especialmente de Filipinas, Pakistán y Bangladesh, es simplemente maravilloso. La mayoría desprende nobleza, y eso me gusta. A pesar de su situación económica, se nota que las familias se toman en serio la educación de sus pequeños. Puede que algunos no estudien, que hablen sin parar, pero tienen respeto a su profe.
Respecto a los latinoamericanos, no podría generalizar. Yo creo que todo depende de sus familias. Me da la sensación de que no tienen el mejor de los panoramas posibles y eso se nota. Ojo con los dominicanos y el inglés: lo tienen atrevesado por algún motivo que no logro entender. Yo les pongo de ejemplo al buen inglés de Juan Luís Guerra, pero me dicen... ¿Y ése quién es?
He tenido problemas de disciplina, no lo voy a negar, pero los más graves han sido con chicos catalanes, como me temía. He realizado una pequeña investigación y resulta que estos chavales tienen tele, ordenador, Internet y lo que les dé la gana en sus habitaciones. Algunos además andan con malas compañías del barrio, pero saben ocultarlo debidamente a sus padres, que siempre ven angelitos donde yo a veces he visto diablos.
Por lo demás, el equipo directivo del IES Milà i Fontanals trabaja a destajo para hacer de su instituto el mejor lugar posible. Y yo estoy encantado con ellos, y con el departamento de inglés, donde sólo hay gente estupenda, y eso es algo inusual.
Respecto a mi labor como profesor, no creo que sea ni el típico ni el mejor. Me dejo llevar por la intuición, improviso mucho y todas mis clases tienen más de ética que de inglés. Ya que a algunos les cuesta horrores aprender nociones muy básicas, prefiero atacar la raíz del problema, y darles confianza, cariño, y consejos... muchos consejos.
Por las batallitas, y porque me veo reflejado en mis alumnos, me encuentro viejo. Tanto que en mi selección de canciones, en las películas infantiles que les pongo, percibo que me he quedado en alguna otra época. Espero reenganchar con los tiempos, antes de que llegue el momento de que esta reflexión me importe un pimiento.
Esperaba a que se terminara mi sustitución en el IES Milà i Fontanals, pero parece que todavía estaré allí unos días más, y como ya he cumplido mis 9 semanas y media, haremos un homenaje a la pésima película seudo-erótica de los ochenta.
Convivir con chicos y chicas de cualquier país de Asia, especialmente de Filipinas, Pakistán y Bangladesh, es simplemente maravilloso. La mayoría desprende nobleza, y eso me gusta. A pesar de su situación económica, se nota que las familias se toman en serio la educación de sus pequeños. Puede que algunos no estudien, que hablen sin parar, pero tienen respeto a su profe.
Respecto a los latinoamericanos, no podría generalizar. Yo creo que todo depende de sus familias. Me da la sensación de que no tienen el mejor de los panoramas posibles y eso se nota. Ojo con los dominicanos y el inglés: lo tienen atrevesado por algún motivo que no logro entender. Yo les pongo de ejemplo al buen inglés de Juan Luís Guerra, pero me dicen... ¿Y ése quién es?
He tenido problemas de disciplina, no lo voy a negar, pero los más graves han sido con chicos catalanes, como me temía. He realizado una pequeña investigación y resulta que estos chavales tienen tele, ordenador, Internet y lo que les dé la gana en sus habitaciones. Algunos además andan con malas compañías del barrio, pero saben ocultarlo debidamente a sus padres, que siempre ven angelitos donde yo a veces he visto diablos.
Por lo demás, el equipo directivo del IES Milà i Fontanals trabaja a destajo para hacer de su instituto el mejor lugar posible. Y yo estoy encantado con ellos, y con el departamento de inglés, donde sólo hay gente estupenda, y eso es algo inusual.
Respecto a mi labor como profesor, no creo que sea ni el típico ni el mejor. Me dejo llevar por la intuición, improviso mucho y todas mis clases tienen más de ética que de inglés. Ya que a algunos les cuesta horrores aprender nociones muy básicas, prefiero atacar la raíz del problema, y darles confianza, cariño, y consejos... muchos consejos.
Por las batallitas, y porque me veo reflejado en mis alumnos, me encuentro viejo. Tanto que en mi selección de canciones, en las películas infantiles que les pongo, percibo que me he quedado en alguna otra época. Espero reenganchar con los tiempos, antes de que llegue el momento de que esta reflexión me importe un pimiento.
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