Ir al contenido principal

Personal I

La prueba del progresista

¿Qué define a una persona progresista? ¿Su voto? Desde luego que no. Ejemplos extremos son Bono y Gallardón, pero los encontramos a diario en cualquier bar: los de izquierdas maldiciendo a los inmigrantes; los de derechas, que no ven mal las bodas homosexuales.

¿Sus lecturas? Ni hablar. Mi antiguo capataz (no se le puede denominar de otra manera) acudía al despacho con El País bajo el brazo, aunque lo que realmente habría querido traer es un látigo de siete puntas.

Los progres para mí son los que mantienen una pose a base de fetiches, como ir a conciertos de Bruce Springsteen sin que les guste Bruce Springsteen, pero que se revelan como fariseos del progresismo al invertir en acciones mientras despotrican contra el capitalismo o al apuntar a sus hijos a colegios privados, para que no se mezclen con la chusma.

Pero no nos vayamos del tema. Yo creo que lo que define a un progresista es su respuesta en la adversidad. O sea, ¿qué hacemos cuándo uno de los motivos de la queja de la derecha se manifiesta ante nosotros y nos toca las meninges?

Dentro de nada, me va a tocar pasar esa prueba. Voy a dar clases en un instituto donde prácticamente ningún alumno habla bien español o catalán, y que además tiene fama de complicado.

Deseo con todas mis fuerzas que en todo momento sepa ver las necesidades de todos ellos, que son las mismas que las mías. Sí, sonaba ingenuo en voz de The Beatles, pero “all we need is love”.

Si salgo airoso de mis clases en este instituto significará que he madurado como profesor, y que quizá he tenido suerte con los grupos. Pero nada más.

La prueba del siete para probar mi tolerancia y respeto a todos los seres humanos es que salga feliz de esta experiencia, y que consiga, quizá, que haya un poco menos de marginalidad en este mundo.

Pero volveré a poner los pies en la tierra. Dada mi inexperiencia como profe, lo único que deseo es que no haya víctimas. Es broma. Yo creo que todo saldrá muy bien, todo lo bien que puede salir con un profe novato y unos niños en edad del pavo. Ni más ni menos.

La sinceridad crea polémica, pero mis muchos amigos, los que me conocen, sabrán entender que ahora mismo me sitúe en un plano demasiado analítico. Normalmente prefiero darle vueltas al Cola-Cao, porque de tanto remover, a veces un tema baladí se acaba convirtiendo en una problemática. Y tengo el cartel de cerrado por vacaciones a todas las preocupaciones estúpidas (disculpen las molestias). Aunque si vuelvo con más exploraciones por la conciencia lo haré en forma de literatura, o de broma. Por eso mismo, porque es demasiado serio.

Comentarios

escoltainvisible ha dicho que…
Ser coherente con tus ideas y tus principios es una dura prueba. Que haya suerte. Confiamos en ti.

(Y perdón por no haberme parado ésta mañana: iba flechao pa'l currele)
David Navarro ha dicho que…
Pocas veces he tenido la sensación de no haberme traicionado a mí mismo, es algo que hago continuamente.
Leo tu comentario dos años y medio después y tengo que decir que fue una gozada trabajar como profesor en los dos institutos del Raval de Barcelona.
Una bendición de Dios, de veras. También es verdad que lo hice fatal, pero nadie podrá decir nunca que no me esforcé al máximo.
Ay, amigo Noel, echo de menos las tardes de escritura en el tablao de Lluc. Bueno, todo son etapas.

Entradas populares de este blog

GTA V no es un juego para niños

He sido monaguillo antes que fraile. Es decir, he pasado por una redacción de una revista de videojuegos y desde hace más de cinco años me dedico a la docencia. De hecho, cuando nuestro Gobierno y la molt honorable Generalitat quieran, regresaré a los institutos y me dedicaré, primero, a educar a los alumnos y, en segundo lugar, a enseñarles inglés. Por este orden. Calculo que más de la mitad de mis alumnos de ESO (de 12 a 16 años) juegan a videojuegos con consolas de última generación, esto es, PlayStation 3 y Xbox 360 (dentro de unos meses, esta información quedará obsoleta: hay dos nuevas consolas a la vista). Deduzco, a su vez, que de este alto porcentaje de estudiantes, la mayoría, y no sólo los niños, querrá hacerse con el último título de la saga GTA: la tan esperada quinta parte.

Redescubriendo temas musicales: Jesus to a child

Las canciones que más adentro nos logran tocar son, en ocasiones, las más sencillas. La letra de Jesus to a child descolocará a los que asuman, por desconocimiento, que la belleza de la expresión escrita requiere complejidad. La sintaxis es clara, el vocabulario, sencillo, y la composición en su conjunto constituye una metáfora: el amante sufre la pérdida del ser querido, pero a pesar de la tristeza es capaz de comparar el hallazgo del amor verdadero con la limpieza de corazón con la que Jesucristo amaba a los niños, que son, por antonomasia, los seres humanos más puros que existen. Por este motivo, mucha gente interpreta la letra como una exaltación de los sentimientos nobles y, en realidad, la letra se puede explicar en clave de amistad idealizada o de amor perfecto en cuanto en tanto no deja lugar a la contaminación de otros sentimientos que no tengan que ver con la piedad y el desprendimiento.

Empleados más puteados del mes (Cash Converters)

Es una franquicia que no ha dejado de crecer con la crisis. Sin embargo, y a pesar de abrir nuevos locales, todo apunta a que les va fatal. Lo primero que percibes es que los empleados no cobran incentivos por vender más, o si los reciben, son de pena. Haz la prueba. Intenta entrar cuando quedan diez minutos para el cierre. De repente, todos desaparecen hasta que a menos ocho minutos una voz cavernosa te invita a marcharte. Inmediatamente, la persiana cae como si fuera confeti. Luego está el mal rollo entre ellos. El otro día un señor me atiende en la zona en la que te compran los productos, bastante sórdida siempre, y llegan dos compañeros con un avioncito teledirigido. Poco más y se los come. Delante de mí y sin reparos, les echó una bronca de mil demonios.