Me cuesta hablar de una película en términos negativos cuando público y crítica beben los vientos por ella. No es falta de criterio ni inseguridad. Es que entiendo que podría haberme perdido algo. Pero, con tantos films a mis espaldas, desde lo sublime a lo mediocre, ¿qué me estoy perdiendo exactamente? Sin ser un fanático, he seguido varias de las líneas maestras del cómic, no me pierdo ni una de las grandes producciones de superhéroes y, sin embargo, yo no veo en El Caballero Oscuro: La leyenda renace (Batman 3 en adelante ) ni un motivo para lanzar las campanas al vuelo. Digamos, de entrada, que Batman 3 no es un lujo para los sentidos. Cada año se estrenan obras con efectos especiales más solventes, más espectaculares o más comedidos. Lo mismo ocurre con la fotografía: ¿dónde están los claroscuros del personaje? Demasiada luz o demasiadas escenas en negro. ¿Y la música? Cualquier producción estadounidense con un presupuesto holgado cuenta con una partitura de calidad simi
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