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Mostrando entradas de abril, 2016

Estábamos tan amigos

A día de hoy se puede saber mucho sobre nosotros si utilizamos el verbo estar. Estamos aquí o allá, incluso estamos trabajando en un lugar u otro, y estamos felices, tristes o seguros de algo. En cambio, "qué somos" es una pregunta que se siguen haciendo filósofos, científicos y religiosos sin llegar a ningún acuerdo. Llama la atención que la amistad en español vaya asociada al verbo ser. Somos amigos, o lo éramos. Casi como si se tratara de un matrimonio donde uno es marido y la otra es mujer. Sin embargo, también están casados. Están casados hasta que estén separados o divorciados. Pero son marido y mujer a pesar de la distancia o de la escasa relación. Son dos puntos de vista complementarios.

Un amigo para siempre

Seguramente son cosas de la publicidad. Me viene a la mente ahora un anuncio bastante malo que ponen a todas horas. Se trata de un utilitario de los más baratos que podemos encontrar en un concesionario. Da igual la marca. Da igual el coche. El caso es que veamos a dos amigos dentro del coche. El que va de copiloto le dice al otro que está saliendo con su ex. El piloto se cabrea y lo lanza a la carretera. Sin embargo, el otro se humilla y le envía un mensaje de voz recordándole que siempre estarán juntos. En la pantalla del salpicadero del coche se ve a los dos protagonistas cuando eran pequeños, felices. Era 1986 y, por algún motivo, escribieron algo en inglés sobre la foto que vemos escaneada. Será mentira, pues, pero de vez en cuando me lamento de no tener un alma gemela masculina. Un amigo de los que nunca fallan, de esos que tienen llaves de tu casa y se presentan en el salón sin avisar, de esos con los que compartes ropa si es que hay algún tío de mi edad que haga es

Eras mi mejor amigo

No soy ninguno de estos dos fulanos, pero la foto es maja. Eras mi mejor amigo. Teníamos diez, once, doce, trece años, no lo olvides, y entonces íbamos juntos a todas partes y, cuando necesitaba contar contigo, ahí te tenía. No podíamos ser más distintos. Tú aprobabas sin dificultades, aunque a veces dabas un traspiés, y lo que nos reíamos, porque ni tú te lo esperabas. Eras bueno en deportes. Yo, un patoso. Eras más fuerte y alto que la media. Yo, normal, tirando a debilucho. A los dos nos gustaba llevar la contraria al régimen establecido y recuerdo haber criticado a todos los maestros y a los niños de sobresaliente alto. No éramos de hacer la pelota, no, y detectábamos enseguida a los que iban en ese plan para neutralizarlos.