La sala desierta. El viernes, noche del estreno. Una supreproducción española a priori de aventuras y con el aliciente de retratar la ayuda humanitaria en el centro de África. Belén Rueda tal vez no esté tan de moda como años atrás, pero nadie tiene motivos para quejarse de sus últimas actuaciones tampoco. ¿Por qué no hay nadie más en la sala? Ni idea. He leído críticas entusiastas, apañadas, reguleras y muy aciagas. Me preparo, pues, para lo mejor, lo peor… u otra película más. Empieza bien: dinámica, con una atmósfera de mal fario que seguramente se corresponda a la poca esperanza de tanta gente en las zonas convulsas de África.
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