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Mostrando entradas de octubre, 2013

La noche y el día de los difuntos

Dicen los sabios e ignorados ancianos, que por estar cerca de la muerte, tienen que saber, a la fuerza, algo más que el resto de los mortales sobre el otro mundo que en el más allá no divierten las tonterías de Halloween. Si acaso toleran tradiciones como la mexicana, siempre que no se convierta en un mero reclamo turístico, pero lo de Halloween exportado a todo el mundo les parece una soplapollez intolerable. En eso coincidimos los espíritus y yo, aunque me temo que mi preferencia por no usar máscaras ni emborracharme por las discotecas mundanas con una excusa tan peregrina viene marcada más por las costumbres de mi generación que por unas razones éticas.

Bajo la sombra de la gran bandera y contra la doctrina Parot

Agencia Reuters. Plaza Colón. 2005. Cada vez que los mismos de siempre van a la plaza Colón de Madrid a manifestarse, hay motivos de sobra para santiguarse o, dado que existe libertad de culto en España, llevarse las manos a la cabeza. Lo irónico del caso es que se amparan en su derecho democrático a reclamar los derechos... de los demás. Llama la atención, por ejemplo, que personas que no pueden tener hijos (hombres, clérigos, mujeres que ya no tienen el período, niños, etc.) se congreguen en lugares públicos por que otras personas den a luz en contra de su voluntad. Se autodenominan foro de la familia cuando sólo son antiabortistas y homófobos (haz clic en la palabra anterior) bien organizados. Porque en su ceguera ni siquiera captan que todos, absolutamente todos, procedemos de una familia. Incluso los huérfanos que se crían en un orfanato han tenido una familia de acogida (bien numerosa, por cierto), y quien opine lo contrario no tiene entendederas ni corazón. ¿O es que

La audiencia ¿La libre opinión del público o el dictado de unos pocos?

El presunto culpable de que Aída no se deje de emitir nunca. Nunca lo había visto de este modo, a pesar de que a muchos les puede resultar una obviedad. Pero quiero compartir esta reflexión: ¿quién asegura si un programa de televisión ha salido bien o mal? Debe de haber profesionales que dirijan, rijan, produzcan los contenidos, vamos, los hay, pero en última instancia ¿qué es lo que consigue darle alas o cortárselas a un programa? La audiencia. Entonces, me planteo la siguiente hipótesis: ¿es posible que si varios profesionales o el director del programa creen que su producto vulnera varias líneas rojas (de calidad, ética, lenguaje televisivo, etc.) la audiencia los condene al ostracismo o a la cola del paro?

Detresentrés: críticas urgentes para gente rápida (Gravity, Rush y Prisioneros)

Gravity: a simple vista, una película de pocos personajes envueltos en un diálogo con muchos silencios. Sobre todo, el fruto de un guión sin estrabismos que, pese a su aparente simplicidad (o por eso mismo), funciona como un reloj. La apariencia de la sencillez de la propuesta oculta un rodaje ultracomplicado. Los efectos lo son todo, pero cada uno de ellos es necesario para crear un ambiente opresivo en el que el espacio (como lugar y como Universo) y el tiempo crean la tensión mientras que los actores, a menudo dos (disculpa la imprecisión, pero no quiero caer en el “spoiler”), luchan por la supervivencia (por la propia, por la ajena y, por momentos, parece que de la especie). Es por ello que la tecnología punta y los instintos atávicos casan a la perfección. Lástima que la música rompa el silencio de un cosmos en paz, pero Alfonso Cuarón, que en esta película se arriesga mucho, no quiere apostar ni un milímetro de la tensión para conseguir su propósito: mantener al espectador

Ser español y no morir de asco

Este cuadro está incompleto y sus efectos no caducan. Los medios de la derecha española, que son mayoría, siguen en sus trece de considerarse los auténticos españoles y, por eso, dan lecciones sobre patriotismo cada día y, sobre todo, se han apoderado de la idea de España, como si sólo ellos tuvieran acceso al sancta-sanctorum donde reside la esencia de la españolidad. Asisto a sus intentos por dar cobertura a los actos del día de la Hispanidad, del 12 de octubre, y sólo veo militares y banderas. Y a mí ni me gustan los militares ni las banderas. Sin embargo, soy igual de español que los cerebros de Intereconomía, La Razón, ABC, etc. Además, demuestro ser más tolerante porque no me extraña que muchos catalanes quieran independizarse de España.

Estudiar Filología Hispánica en España (una visión parcial)

El pesado del Padre Islas. De niño y luego de adolescente hubo dos oportunidades en clase de historia para estudiar el Franquismo. Estaba dentro del temario oficial, estaba impreso en el libro (penúltimo tema) y se podía haber explicado sin problemas, pero siempre pasaba algo que nos dejaba a un tema y medio de distancia. Y lo mismo ocurría en los demás colegios e institutos a cuyos alumnos pregunté. Se podría comparar lo anterior con la literatura contemporánea cuando cursas Filología Hispánica. De nuevo, en la carrera he tenido dos oportunidades de analizar las obras maestras de finales del siglo XX. Sin embargo, ni nos acercamos. En la primera de las oportunidades llegamos hasta La colmena , que ya es quedarse atrás, porque incluso en el instituto tratamos  El  Jarama .

Crítica de Las brujas de Zugarramurdi: de más a menos

Tras a escuchar a Álex de la Iglesia su pacto secreto para intentar gustar al público a toda costa, entiendo qué es lo que falla en Las brujas de Zugarramurdi para que no acabe resultando una comedia memorable. Tiene un principio divertido y gamberro, tanto o más que su emblemática El día de la bestia, pero empieza demasiado vertiginosa e hilarante para lo que se avecina después de la segunda mitad del film.

Otro hito en la telemierda (telebasura's milestone)

¿Era la fábula de la raposa y la hormiga? ¿Y quién es quién? Sería la una y media de la mañana. Hacía zapping mientras bostezaba y en la pantalla apareció el rostro de la última trepa, la otrora concejala socialista, hoy exhibicionista Olvido Hormigos. Recordemos que es una señora cuyo mérito es haberse grabado un vídeo erótico para un supuesto amante juvenil y futbolista, que no contenta con que su vídeo rodara por todo Internet, aprovechó el tirón para apuntarse a varios reality shows a pesar de que lloraba en los programas por el sufrimiento infligido a sus hijos (ajenos a la faceta de pornostar Youtube de su mamá) y a su marido (al que algunos tachan de cornudo y otros de aprovechado). Uno de los canales que más cancha le ha dado, a ella y a otros muchos personajes con peor currículum, es Telecinco, de la fábrica de Berlusconi, el de toda la vida.